14
octubre¿Cómo Cultivar Tus Propias Setas Mágicas?
Por otro lado, al igual que la trufa de Borgoña, la trufa de verano es menos aromática que la negra y su uso culinario está destinado a complementar los platos, siendo por el precio una de las variedades más accesibles de trufas frescas a un precio de unos 50-70€ por trufas frescas kilo. Existen varias especies comestibles de este hongo, pero las más apreciadas son las trufas blancas italianas que este año cuestan aproximadamente $1,100 (21,000 pesos) dólares por kilo -a pesar de ser el precio más bajo en la última década-. Lo mismo ocurrió el año pasado". Así la trufa de invierno podemos disfrutarla igualmente en verano, y un total de 6-7 meses del año. Se paran en la vertical de la trufa y hacen una ligera marca en la tierra con la pata. Elaboración: Limpiamos los champiñones con un trapo húmedo o una brocha para retirar los posibles restos de tierra que puedan contener.
No es posible contar las ofertas y rogativas que hizo la pobre reina para que el cielo le enviase una criatura que alegrase el palacio y fuese heredera del trono de Colmania; pero ya hacía veinte años que la reina pedía y la criatura no acababa de llegar. He leído una carta de un padre Griffet, en la que decía: "Esta vez no hemos sido nosotrps; ahora les toca el turno a los magistrados." Correspondía, naturalmente, al gran preboste de la corte juzgar al asesino, por tratarse de un crimen cometido en el recinto del real palacio. Opina que, en un asunto en que me jugaba la cabeza, no podía tomar otra decisión que enviar el paquete al duque de Choiseul, ministro en Francia; en cualquier otra circunstancía no hubiese yo dado este paso; pero era forzoso prevenir mi ruina; descubría así a la corte por completo el fondo del carácter de su enenmigo. El duque de Choiseul, al enviarme esta respuesta, me aseguró que la mandaría imprimir si el rey de Prusia publicaba su obra, y que le vencería a plumazos como esperaba derrotarle a estocadas. La locura y el encono por querellas pueriles eran allí tan grandes entonces como en tiempos de la Fronda; sólo faltaba la guerra civil; pero como París no tenía ya un rey de los mercados, como aquel duque de Beaufort, ni un coadjutor que echase la bendición con un puñal, sólo hubo enredos civiles; comenzaron por los billetes de banco para el otro mundo, inventados, como ya dije, por Beaumont, arzobispo de París, hombre testarudo que hacía el mal de todo corazón por exceso de celo; un loco grave, un verdadero santo, por el estilo de Tomás de Cantorbery.
Sabía yo bien que el duque de Choiseul no abusaría, y que se limitaría a persuadir al rey de Francia de que el de Prusia era un enemigo irreconHigit by ciliable, a quien había que aplastar a ser posible. Me procuré un placer diferente: el de ser más cauto que Federico; le escribí que su obra era muy hermosa, pero que no debía publicarla, que no tenía necesidad de esa gloria, que no debía cerrarse todos los caminos para una reconciliación con el rey de Francia, ni enojarle sin remedio, y obligarle a los mayores esfuerzos para tomar sobre él justa venganza. Si el señor de Cosmelly muriera esta misma tarde, tendría que implorar por varias absoluciones; ya que, por su culpa, su mujer ha experimentado horribles sentimientos: el odio, la desconfianza al ser amado y la sed de venganza. No aconsejo a los lectores, si estudian Geografía, que se molesten en buscar en mapa ni en atlas alguno este reino y este continente, porque hace tantos siglos que ocurrió lo que voy contando que, o mudarían de nombre aquellas regiones, o se las tragaría el mar, como aseguran que sucedió con otra muy grande que nombran Atlántida.
Es muy similar a la trufa blanca solo que, al proceder de suelos menos exigentes, también tiene un sabor más suave y delicado. Esta es, además, una indicadora de posibles problemas de salud del animal, ya que son varias las enfermedades y alergias que se pueden detectar ojeando la trufa de tu mejor amigo. Los nombres de Grassins y de Félix Grandet, de Saumur, eran allí conocidos y gozaban de la estimación de que gozan las celebridades financieras que poseen inmensas propiedades territoriales libres de hipotecas. Unos cuantos hombres de letras, muy dignos de estimación por su ciencia y su conducta, se habían asociado para componer un diccionario inmenso con cuanto puede servir a ilustrar el espíritu humano; era para la librería francesa objeto de grandísimo tráfico; el canciller, los ministros, favorecían tan hermosa empresa. Casi me avergüenzo de serlo, contemplando desy de el puerto todas las tormentas: veo a Alemania inundada de sangre; a Francia, arruinada; nuestros ejércitos y escuadras, derrotados; los ministros, destituídos unos tras otros, sin que el estado de nuestros asuntos mejore; el rey de Portugal, asesinado, no por un lacayo, sino por los grandes del país, y sin que esta vez los jesuítas puedan decir: No hemos sido nosotros.
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